sábado, 13 de julio de 2013

El cine no es para el verano

ARTÍCULO LITERARIO

  El calor, ese enemigo del que no te puedes defender, que te acosa a todas horas y que fustiga sin clemencia no ayuda a traer a los espectadores al cine. En esta época de año, apetece estar en la calle, en un parque, en la piscina, pero no en un sitio cerrado. El momento fuerte del cine es el invierno, donde el frío es un aliado. No es raro, por tanto, ver las salas de cine casi vacías y las calles llenas de gente. 

  Las productoras, esas empresas del entretenimiento, deben saber que el verano no es una buena fecha para estrenar películas, de ahí, que los films que se proyectan sean ahora en su mayoría largometrajes con guiones simples y fáciles de digerir ¡Claro! ¡El calor embota la mente! ¿Quién quiere ponerse a pensar cuándo se muere de calor? A uno le podría venir a la cabeza, el hecho de que existe aire acondicionado. Sí, hay algunos cines, que hacen uso de eso, pero ya sea por el desconocimiento del público o por el hecho de que no apetece estar dos horas metido en una sala, la cosa es, que a pocos les apetece ir al cine.

  ¿Qué solución se podría presentar? Tal vez se podría regalar helados, pero los descarto. Uno no se imagina a media sala devorando helados frente a una pantalla. Quizás se podría entrenar películas con historias que se desarrollasen en sitios fríos, pero un film con un argumento insustancial no se puede salvar con una localización en un país exótico. Una idea descabellada, podría ser bajar los precios de la entrada, y regalar bebidas para refrescar a un público sediento. Entonces, recuerdo, que el cine es un negocio y que no puede hacer eso.

 Supongo que lo más sensato es esperar al otoño, a que bajen las temperaturas, a que vuelva a hacer mal tiempo. A volver a necesitar usar el paraguas, el chubasquero y tal vez la bufanda. Habrá que esperar a volver a sentir las ganas de ir al cine, mientras tanto... habrá que luchar contra el calor, ese enemigo implacable del que uno no se pude escapar en verano y del que uno añora en invierno.

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